LIBRO CERCLE
76 C oncebido como espacio idóneo para experiencias gastronómi- cas multisensoriales, el restaurante «El Cercle» se encuentra estratégicamente ubicado dentro del emblemático edificio, varias de cuyashistóricas salasnobleshan sido restauradas yespléndidamen- te actualizadas gracias a la experiencia de sus nuevos gestores, Ju- lià Cribero y Ana Calpe –grandes restauradores de oficio–, quienes confiaron el proyecto al veterano arquitecto Alfredo Arribas. De este modo, gastronomía y cultura se engarzan, ofreciendo al visitante la posibilidadde un exclusivodeleite, casi clandestino, al abrigodemi- radas indiscretas, en las entrañas del corazón de la ciudad, al final de unade sus callesmás transitadas y alegres, junto a laplazade la catedral. En sus diferentes espacios, el restaurante ofrece distintas y siempre cuidadas opciones gastronómicas adaptadas a los gustosmás siba- ritas, pero siempreaunadasbajoel distintivode lacalidad, la innova- ción y el glamour. Cada sala ha sabidomantener, casi inalterable, un aroma históricoque seduce e invita a la evasión, y que fiel a su lema de esencialidad y eclecticismo, indefectiblemente transporta a otras épocas de esplendor y gloria: «LaBiblioteca», un reducto intimista y confidente donde puede saborearse una cocina tradicional de deli- cada factura gracias a la incorporación en sus fogones de jóvenes talentos que saben reinterpretar el pasado, adaptándolo a los gustos del presente; laantiguasalade lectura, convistasabodegaycocina, es flanqueada por cuatro esculturas que encarnan las cuatro esta- ciones; «La barra», para amantes de la mejor cocina japonesa, y el «jardín», como sehabautizadoa laespléndida terrazaquebordeael palacio y desde la que puede disfrutarse del constante ir y venir de una de las encrucijadas dondemás bulle la vida, tanto de día como de noche, y que acertadamente, gracias al siempre amable climade Barcelona, permanece abierta durante todo el año. Accesible desde dentrodel edificio, la terraza se yergue sobreunacuífero romanoque parece ser el más antiguode laciudad. Una cocina seria y sinmilongas, donde cada platomerecemención aparte: la lozaníade laesenciade lacocinamediterráneaadoptama- ticesque se revelanenel paladar, regalandogratasexperiencias; los secretosy recetasdecultode lamásdepuradacocina japonesaque- dan espléndidamente sintetizados de lamano y cortedel chef Mitsu- takaKawata«Taka»y, por supuesto, el excelso rematede lospostres, acargodeSergi Pelaó. Ymenciónapartemerece laelegante terraza, a la que se accede a través de una estrecha puerta de arco gótico que parece conexionar dos épocas: modernismo y modernidad. Un enclave de lujo donde dejar transcurrir el tiempo cuando el trajín de la ciudad se apacigua y un insólito silencio impregna la atmósfera. El restaurantedel Círculo
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