MARIO SEPULCRE
6 Gustave-Mario Sepulcre para rozar esferas más intemporales. Apasionado del fresco, la ilustración y la escenografía, su mundo gira exclusivamente en torno a la creación artística. La representación de sus naturalezas muertas significa, para él, un vehículo sólido sobre el que poder viajar hacia planos menos visibles, pero perceptibles, en sus lienzos. Su extrema preocupación por la estética le ha llevado a formarse intensamente en la técnica pictórica de la mano de grandes maestros de la pintura de los siglos XV y XVI. Actualmente trabaja lienzos y arte mural. Dice disfrutar con las emociones que el encontrarse frente al muro le provocan. El arte mural, el fresco, exige al artista la exposición de algunas de las virtudes por desgracia más dejadas en el olvido, como la disciplina, la perseverancia, la humildad y, muy especialmente, el amor. Es una técnica que encarna el gesto del espíritu y del valor. Un perfume a idealismo subyace tras la apariencia surrealista de esos escenarios, a veces trucu- lentos, que aunque vagamente recuerdan las fantásticas composiciones alegóricas de Arcimboldo, aportan un componente alegórico y psíquico que provoca debate e incita a una profunda reflexión. Merodea en torno a las postrimerías del género humano, enfatizando en la banalidad de lo super- fluo y lo terrenal sobre los feudos intangibles del alma, ahondando en lo trascendental mediante la incorporación de elementos simbólicos que el artista convierte en icónicos, reinterpretando arque- tipos de la mitología y la historia sagrada.
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