MARIO SEPULCRE

5 Su incesante búsqueda de la verdad le empuja a profundizar en los misterios de la espiritualidad, ubicándose fuera de tiempos, tendencias y modos efímeros. Es dueño de un estilo de inspiración surrealista –que Sepulcre prefiere considerar más infrarrea- lista– pero que, en cualquiera de los casos, él ha sabido personalizar tras realizar intensos estudios de artes visuales en Canadá, Francia e Italia. Es a partir de entonces cuando comienza una serie de exposiciones en torno a la figuración del imaginario y ciertamente, su obra provoca un esfuerzo conceptual desde el materialismo que él tiene presente en sus naturalezas muertas, con la intro- ducción de objetos propios de la vida cotidiana, con el fin de relativizar la excesiva preponderancia que se suele conceder a lo material sobre lo espiritual. Sus viajes y experiencias artísticas durante sus estancias por Europa, especialmente Florencia, le despertaron un vivo interés por el arte del Renacimiento y su preocupación por la perfección for- mal, asociada a visiones simbólicas. Profesionalmente muy influenciado por el mundo del teatro y de la escenografía, su pintura se enriquece contantemente dentro de contextos que favorecen la creación, gracias a la incorporación de música y de vocalizaciones. Su inquietud le empuja a penetrar en territorios proclives a la experiencia mística, desmenuzando lo incorpóreo, con lo que la obra de Gustave-Mario Sepulcre queda un tanto fuera de su tiempo