L'ÀPAT

11 10 decir que esfuerzos y energías fueron malogrados porque, si bien se hicieron más de 100 kilómetros de desagües para combatir el salobre, nadie pensó que pudieran ser los conejos, destructores de las cortezas y los troncos, y las orugas, llamadas en francés «Chenille du Sphinx», quienes se comían las hojas y ramas tiernas y quienes causaran el desastre. Brigadas de hombres con escopetas y perros dieron al traste con los primeros, más medio humano no se apercibía para combatir las últimas, hasta que bandadas de cuervos, al cabo de algunos años, se comieron las orugas; visita be- neficiosa que estas aves vienen realizando cada temporada en provecho de aquellas plantaciones. La plantación de todo tipo de árboles En relación estaba mi padre con los principales viveristas españoles y extranjeros a fin de mantener lo que, tras tanto esfuerzo, parecía que iba a sostenerse. Seleccionó clases de árboles y se plantaron chopos Bordils, Poncella y Vimera catalanes; Écorce Blance y Robusta, franceses, éste último sin duda el mejor para nuestras tierras; Canadiense y Pira- midal, los cuales no crecieron tanto como los anteriores. En los terrenos húmedos se plantaron varias clases del Blan- co de Holanda y fue uno del país el que dio mejor resultado. Se sembró también un sinnúmero de piñones de varias clases; el ciprés Macrocarpa; el pino Halepensis para los terrenos áridos; el silvestre de Escocia, el Negro de Austria y el cedro del Líbano se portaron bien; cerezos, eucaliptos, fresnos, moreras, olmos, acacias, tilos, etc. Casi no hay árbol que figure en los catálogos y que tuviera probabilidades de éxito por razones de clima y calidad de la tierra, que no se haya probado en la finca, tanto en lugares de regadío como de secano, de manera que puede decirse que Raymat es un verdadero campo de experimentación para los aficionados. Actualmente llegan al millón de árboles de todas las especies plantados en esta explotación modelo. El traspaso de la finca a los hijos Efectuada la repoblación forestal de una gran parte de los terrenos de la finca, mi padre creyó llegada la ocasión de que sus hijos demostraran su cariño y aptitud para la agricultura y, dividiendo la propiedad en ocho parcelas, la dejó al cuidado de ellos para que la transformaran y cultivasen a su más acertada conveniencia. En los terrenos que no se consideraron aptos para la repoblación forestal se ensayó el cultivo de cereales con éxito creciente cada año, habiendo en la actualidad una extensión de 400 hectáreas destinada a estos cultivos, la cual poco a poco irá transformándose en viñedos de los que ya se cuenta con unas 300 hectáreas plantadas de cepas Macabeo, Morastell y Parellada o Montóneo, hijas todas de una sola cepa de cada clase que mi padre había seleccionado durante 20 años entre las mejores de la finca Codorníu de San Sadurní de Noya. La primera vendimia: 6 cestones de uva El día de la primera vendimia en Raymat fue verdaderamente emocionante, cosechándose únicamente 6 cestones de uva como premio a tanto esfuerzo. Los ancianos de poblados vecinos confirmaban que en su vida habían visto cose- char uvas de los eriales de Raymat, a pesar de haberse hallado en la fachada del castillo una piedra centenaria mos- trando una mano y un racimo, haciendo suponer que en otros tiempos aquellas tierras fueron famosas por sus vinos. Como complemento de toda finca agrícola, también en Raymat se adaptó el ganado y, aparte de las caballerizas para trabajos del campo, existen también vacas seleccionadas de las mejores razas Holandesa y Suiza con sus crías; más de 2.000 ovejas y corderos que pacen por las frescas arboledas; ganado cabrío, aves, etc., contribuyendo con la paja de los cereales cosechados a producir el estiércol favorable como abono a los cultivos. La construcción de la colonia La explotación emprendida llevó aparejados muchos otros trabajos: se reedificó el antiguo castillo, el albergue de los guardas; se construyeron 100 casas para trabajadores; una escuela para los niños y niñas de los obreros, iglesia, edificio-cooperativa de 3 plantas para abastecer la colonia, 5 casitas aisladas para los capataces, residencia particular de Luis Raventós Fatjó, depósitos para embalsar el agua durante el invierno, acueductos para conducir las aguas a las diferentes partes de la finca, 150 kilómetros de carreteras con sus puentes para abrirles paso, 12 grandes almacenes para guardar los cereales y forrajes cultivados en Raymat, 4 corrales para ovejas, 5 cuadras para las caballerías, una instalación de 4 prensas hidráulicas de una capacidad de 4.500 kilos de uva cada una, conceptuada como la mejor de Europa, una bodega inmensa, capaz para 30.000 hectolitros, para elaborar y criar los vinos cosechados, máquinas frigoríficas para enfriamiento de los vinos, destilería de alcohol, y además se instalaron 12 kilómetros de línea eléctrica y 18 de línea telefónica. Para facilitar la realización de estos trabajos, fue necesario adquirir animales de tiro: caballos, mulos, bueyes y también tractores, además de toda clase de maquinaria agrícola para atender a las variedades especializadas en cada aspecto de la explotación; de Extremadura para el ganado, de Girona para los cuidados forestales, del Penedés para atenciones vitivinícolas, personal que en sus primeros tiempos de residencia en Raymat sufría las implacables fiebres palúdicas durante el verano, con un promedio continuo de 20 a 30 atacados en cada temporada. Se emplearon ingenieros para el trazado de carreteras; mecánicos para el montaje, funcionamiento y reparación de maquinaria agrícola y contables y auxiliares para la buena norma de la organización. Contratistas de obras con sus brigadas numerosas de albañiles y peones cuidaron de levantar los edificios, no abandonando ya desde entonces la finca, para ir creando de año en año nuevas construcciones que actualmente forman ya un pueblo. Y ésta es la transformación que observará quien recuerde el lugar Raymat de 15 años atrás y lo vea hoy. Un lugar estéril con estación de ferrocarril de las conocidas como de castigo en la que se extrañaban los viajeros que parasen los trenes por no deducir quien podía utilizarla al ver completamente desiertas las extensas llanuras que la rodeaban. Actual- mente salen de dicha estación unos mil vagones al año con alfalfa, trigo, paja, vino, madera, ganado, etc. Y llegan allí en buena cantidad vidriería y tonelería para expedir y conservar los vinos, aperos y maquinaria agrícola, víveres para el abastecimiento de la colonia, materiales para las construcciones que hasta ahora no nunca se habían interrumpido, etc. Y en cuanto al pueblo, que antes lo constituían el destartalado castillo con tres guardas, uno de ellos con su familia, y la casa de cazadores, se ha visto favorecido con las construcciones descritas anteriormente, estableciéndose en la colonia dos tiendas de comestibles, fonda-café, peluquero, carpintero, herrero, mecánico, electricista… y disfruta actualmente de las ventajas del alumbrado y fuerza eléctricos; ha visto aumentados sus medios de comunicación por una buena red de carreteras y caminos y por el servicio telefónico, que tiene una central con siete aparatos particulares; además dispone de un frontón y un campo de futbol para práctica de deportes. Por muchas que hayan sido las dificultades iniciales para llevar a cabo obra tan grande, todas llegaron a superarse gra- cias a la inteligencia y tenacidad de nuestro inolvidable padre, quien ha encontrado en sus hijos unos firmes seguidores de su gestión altruista y benemérita, logrando con las continuas mejoras que se aprecian en la finca que con justicia se la conceptúe, a pesar de su extraordinaria extensión, como la explotación agrícola mejor cuidada de España. Construction of Raimat main road | Construcción del camino principal de Raimat Raimat Castle in 1915 | Castillo de Raimat en 1915 Construction of the winery by Rubió i Bellver | Construcción de la bodega por Rubió i Bellver Poplar plantation | Plantación de chopos

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